Tras décadas de trabajo por parte del nieto de Jaime Menéndez ''El Chato'', falsas ilusiones y varias decepciones, podemos anunciar que la gran institución cultural del Ateneo de Madrid acaba de recibir el gran legado del mencionado asturiano que, entre muchas cosas, fue nombrado ateneísta ilustre en 2008 (Conferencia en el Ateneo de Madrid).
Sin duda, que la docta casa del Ateneo acepté este legado ha sido posible por la sensibilidad de hombres muy comprometidos que son conscientes de la gran importancia de “El Chato” para la historia de este país, entre ellos, los actores Víctor Clavijo y Miguel Rellán que han ayudado en todo lo posible al nieto de “El Chato” para que lo que un día fue un sueño sea hoy una realidad. La dote consta de material de gran relevancia, libros únicos de valor incalculable, manuscritos inéditos, prensa de la época, fotografías, radios antiguas, máquina de escribir, utensilios varios y algunas obras de arte.
Pero lo mejor para recordar la excelsa figura del Chato es hacer una breve semblanza de las cosas más importantes que hizo durante sus casi siete décadas de vida.
Jaime Menéndez Fernández, conocido como “El Chato” por su nariz de boxeador, nació el 25 de junio de 1901 en Sobrerriba, una diminuta aldea situada sobre Cornellana, en la zona occidental de Asturias. Con apenas 18 años emigró a Cuba. Allí, trabajó de contable en unos almacenes de un paisano y en su tiempo libre estudió idiomas, especialmente inglés, cultura general, política internacional y todo lo relacionado con el periodismo. Con 19 años comenzó a colaborar con el Diario de la Marina, entonces uno de los rotativos más relevantes de la isla.
En 1920 partió hacia Nueva York. Allí, comenzó a trabajar de redactor de La Prensa, primer rotativo escrito en castellano de los EE.UU que llegó a comandar en 1925 justo cuando entró a formar parte de la prestigiosa redacción de The New York Times, principalmente como redactor de deportes y cultura. Tras una de sus famosas crónicas de un partido de béisbol Herbert Matthews, gran factótum de The New York Times, le mandó llamar a su despacho, elogió la eximia lexicografía y el refinado estilo literario, después de dos horas de conversación Matthews le dijo que a partir de ese momento escribiría de temas de política internacional, la especialidad y la gran pasión de Jaime Menéndez. También en aquella colaboró en el Universal, uno de los rotativos más importantes de Venezuela, donde coincidió con plumas tan selectas como las de Unamuno o José Ortega y Gasset.
En 1931 tras la proclamación de la segunda república “El Chato” y otros españoles , entre ellos R. Arias del Valle o Gloria Ajas fundaron La Alianza Republicana Española de Nueva York y su órgano oficial: España Republicana, donde colaboraron Manuel Azaña, Salvador de Madariaga o el mencionado Menéndez.
En 1932 Matthews le envió a Madrid en calidad de corresponsal de la NANA, organización que englobaba a la mayoría de rotativos norteamericanos, entre ellos The New York Times.
En 1933 “El Chato” firmó el primer manifiesto de periodistas republicanos aparecido, en la prensa española, en Heraldo de Madrid, junto a otros ilustres compañeros como Fernando Sánchez Monreal o Ramón Martínez Sol. Poco después fue enviado a Alemania para realizar un estudio pormenorizado del régimen nazi y la resistencia clandestina. Con todo el material recopilado escribió numerosos artículos y los libros Vísperas de Catástrofe y Alemania en pie. Pronto se convirtió en uno de los intelectuales más reconocidos y le empezaron a llover ofertas para colaborar en las publicaciones más prestigiosas, entre ellas El Sol, Leviatán, Cruz y Raya, Estampa, Mundo Gráfico, Cuidad, Política, Ahora, etc.
Y como no podía ser de otra manera se codeó con la flor y nata de la intelectualidad de aquel momento: Dolores Ibárruri, Lorca, María Teresa León, Alberti, Rómulo Gallegos, André Malraux, Hemingway, Unamuno, Buñuel o Antonio Machado. En junio de 1936 contrajo matrimonio civil con Avelina Ranz, taquimecanógrafa, taquillera de metro e intelectual vinculada al movimiento feminista y antifascista. Tuvieron un hijo: Jimmy.
Durante la guerra civil siguió apoyando la causa feminista, la causa republicana y colaborando en las publicaciones más relevantes. También ocupó cargos de importancia como el de Redactor Jefe del servicio de propaganda del Gobierno Republicano, la presidencia de la Agrupación Profesional de Periodistas (Asociación de la Prensa de Madrid) o la dirección del diario El Sol.
Al terminar la guerra fue hecho prisionero y pasó por diferentes centros de reclusión. Durante su periodo de cauterio escribió The Jail, las hojas fueron sacadas a escondidas por su mujer e hijo cuando le visitaban. En los presidios fue uno de los puntales en la formación cultural de los reclusos y en la resistencia clandestina antifranquista.
Gracias a la mediación de sus amigos americanos y el intelectual Pedro Laín Entralgo salió en libertad condicional en 1944, el franquismo le prohibió ejercer la profesión periodística por lo que trabajó como traductor y en el departamento de prensa de la embajada de EE.UU. en Madrid donde creó una importante célula clandestina, usando las imprentas de dicha embajada para sacar material antifranquista. También colaboró junto con Abel Plenn en la investigación oficial del gobierno americano sobre la represión franquista de 1939 a 1944 que concluyó que se fusilaron a cerca de medio millón de presos.