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Fotograma del documental Eduardo de Guzmán, El Literato Anarquista de Chema Menéndez A. Febus. |
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Antes de comenzar este artículo quiero
comentar que la mayoría de la información que ofreceré procede en su mayoría de
un riguroso y largo reportaje del profesor Francisco Gago Vaquero, titulado El
cincopuntismo en los años 60 y 70, publicado en el número 12 de la revista Tiempo
y Sociedad y en una menor cuantía de testimonios familiares, entre ellos mi
tío abuelo Juan Ranz Conde que trabajó durante la segunda república en el
diario Política, órgano oficial del
partido de Manuel Azaña, miembro de las J.S.U. y de la 42 Brigada Mixta ya
durante la guerra civil y mi abuela
Avelina Ranz Conde, miembro de la APM (Asociación de la Prensa de Madrid)
durante la segunda república y desde los años 80 hasta su fallecimiento en
2008, esposa de Jaime Menéndez, “El Chato” (1901-1969), uno de los periodistas
más relevantes del Madrid republicano que fue amigo y compañero de Eduardo de
Guzmán Espinosa, otro gran reportero del Madrid republicano, vinculado al
movimiento libertario que llegó a dirigir La Tierra y Castilla Libre.
Corrían los primeros años ochenta, yo era un
arrapiezo de apenas 12 años, cuando un día paseando con mi abuela por la calle
Atocha de Madrid nos cruzamos con el mencionado Eduardo de Guzmán. Se saludaron
muy efusivamente con gran complicidad y comenzaron de hablar de temas relacionados
con el reconocimiento oficial de los periodistas republicanos.
Una vez le dejamos, mi abuela me comentó que
Eduardo de Guzmán era un hombre de categoría, compañero de mi abuelo, no solo
como periodista sino también como preso político y adalid de lucha clandestina
antifranquista, tanto desde la cárcel como al salir de la misma en los años 40
hasta la muerte del dictador.
Avelina Ranz Conde y Jaime Menéndez, "El Chato". Foto Agencia Febus. |
Eduardo de Guzmán, era un hombre autodidacta,
se forjó así mismo, publicó numerosos libros como, por ejemplo, Madrid Rojo y Negro, Biografía de Durruti,
El Año de la Victoria (premio Internacional de Prensa, en 1975, en
Francia), La muerte de la esperanza o
Nosotros los asesinos y colaboró en prestigiosas publicaciones
del ámbito republicano en los años 30, entre ellas La Tierra, Castilla Libre, ya mencionadas, La Libertad, CNT o frente libertario. Y fue uno de los referentes anarquistas que
siempre abogó durante la guerra por la unión de las izquierdas para luchar
contra Franco. Al finalizar la contienda fue hecho prisionero en el puerto de
Alicante y deambuló por varios campos de concentración, cárceles, centros de
tortura, donde sufrió hambre, frío, calor, hacinamiento, palizas, enfermedades,
etc. Al salir de la cárcel en los años 40 siguió luchando contra la dictadura
en la CNT clandestina
de Madrid mientras se ganaba la vida con sus novelas policíacas, del oeste, de
terror, sus traducciones o sus guiones cinematográficos.
También en los años 60 Eduardo de Guzmán fue
uno de los cenetistas clave en la lucha contra el régimen franquista, no en
vano sufrió de nuevo varios episodios represivos por parte de la policía
franquista y, por ende, fue igualmente uno de los hombres clave del proceso
llamado cincopuntismo, debido a que uno de los primeros documentos firmados en
dicho proceso tenía 5 puntos o apartados.
Pero qué era el cincopuntismo?
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Eduardo de Guzmán, Largo Caballero, Wenceslao Carrillo, entre otros en el frente de Madrid durante la guerra civil. Foto gentileza del libro "El Chato", miradas de una época. |
Para entenderlo mejor vamos a hacer un repaso
del contexto histórico sindical de la época.
En 1959 se produjo un cambio en la política
económica de la dictadura franquista con el famoso Plan de Estabilización que
trajo una apertura del sistema que hasta entonces había sido autártico, dicho
plan provocó un crecimiento económico pero desequilibrado ya que la inflación
aumentó considerablemente lo que causó un descenso del poder adquisitivo de la
clase trabajadora esto provocó un importante flujo migratorio de muchos
españoles a países del contorno europeo en busca de prosperidad y un
resurgimiento de la clase obrera como tal que comenzó a protestar y a
organizarse.
Las organizaciones sindicales históricas como
UGT o CNT estaban muy diezmadas por la represión franquista aun así continuaban su lucha clandestina pero no
tenían fuerza suficiente lo que provocó el advenimiento de sindicatos nuevos,
entre ellos el más relevante fue Comisiones Obreras que estaba prácticamente
bajo la batuta del Partido Comunista de España y con la doctrina del Entrismo
como base fundamental de acción, es decir, con la doctrina de infiltrarse en
los Sindicatos Verticales franquistas
para hacer labor de zapa contra el régimen, entre los sindicalistas comunistas
de ese sindicato destacaron Marcelino Camacho o Julián Ariza.
Esa acción de infiltración por los comunistas
en el sindicato franquista propició que la CNT clandestina del interior tomase la decisión
de hacer algo similar ya que, al igual que los comunistas, se percataron que la
democratización del sistema debía comenzar en el ámbito sindical y también
porque los cenetistas querían evitar que la doctrina comunista fuese la única
representada pero sin entrar en “guerra” con ellos, incluso cooperando si era
menester pero sin renunciar a los principios libertarios.
La acción entrista
de la CNT para infiltrarse en el sindicato franquista se decidió tras una
reunión clandestina entre los cenetistas Lorenzo Iñigo Granizo, Francisco
Royano y Manuel Fernández con Adolfo Muñoz Alonso, director por aquella época
del Instituto de Estudios Sindicales, y Manuel Lizcano, alto cargo del
mencionado Instituto pero que mantenía a la par una fuerte actividad de lucha clandestina.
Hay que mencionar que antes de la reunión
anteriormente citada la CNT
interior fue consultada, la gran parte de los anarquistas clandestinos de
Madrid tras reunirse en un local madrileño aceptó infiltrarse en el sindicato
franquista. Poco después informaron a otros cenetistas de otras regiones que
también en su mayoría aceptaron de buen grado los pasos dados.
En julio de 1965 se celebró en Madrid una de
las reuniones más importantes del proceso cincopuntista entre representes del
sindicato franquista, entre ellos Adolfo Muñoz Alonso, Antonio Chozas Bermúdez,
Francisco Lapiedra o José Lafont Oliveras, y los representantes de la CNT,
(muchos de ellos represaliados del franquismo): Francisco Royano Fernández
(Sevilla), José Espí Reig (Alicante), Enrique
Marco Nadal (Valencia), José Marín Sánchez (Sevilla), Juan Ferrer Vilamala (Barcelona),
Jaime Morancho Pronto (Barcelona),
Manuel Fernández Fernández (La Coruña), Natividad Adalia (Madrid), Gregorio Gallego (Madrid), Luis Orobón
Fernández (Madrid), Lorenzo Íñigo Granizo (Madrid) y Eduardo de Guzmán.
Tras esta hubo otras reuniones y la CNT
interior mandó a Francisco Royano a Francia para que informase de todo el
proceso a todos los cenetistas del exilio en una asamblea de la CNT exterior
que tuvo lugar en Montpellier pero el secretario intercontinental de la
CNT exterior Germinal Esgleas pidió a
Royano que en su intervención en dicha asamblea no hablase de los pasos dados
por la CNT interior, esto provocó posteriormente una gran polémica ya que la CNT
exterior realmente no había sido informada de dicho asunto y no era partidaria
de ningún acercamiento al régimen puesto que no creía en la posibilidad real de
cambio alguno hacia la democratización del sistema y empezó una campaña de
acoso y derribo, que aun hoy continúa, contra todos los anarquistas que
participaron en el proceso cincopuntista. Incluso en la prensa cenetista
tildaron de traidores y fascistas a hombres como Gregorio Gallego o Eduardo de
Guzmán que seguían sufriendo episodios represivos y habían pasado buena parte
de su vida bajo la tortura y bajo las rejas franquistas por defender siempre
sus ideales libertarios.
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Eduardo de Guzmán y su compañera también anarquista Carmen Bueno. |
Mientras se producían todas estas tomas de
contacto entre cenetistas y representantes aperturistas del sindicato
franquista la represión no cesó y detuvieron a muchos activistas izquierdistas,
entre ellos a un buen número de cenetistas ya que los sectores más
reaccionarios del régimen, comandados por el almirante Carrero Blanco no eran partidarios de ningún tipo de
aperturismo y allá por 1966 en un consejo de ministros dieron orden de poner
fin con los contactos con la CNT. Ese
aumento de la represión provocó más críticas de la CNT exterior y sus órganos
de prensa hacia los cincopuntistas.
Este fue el fin del proceso cincopuntista a
partir de entonces hubo una división entre los cenetistas que habían
participado en él. Una parte importante de ellos optó por actuar como lo había
hecho Comisiones Obreras que usaba las elecciones a cargos representativos del
sindicato franquista para infiltrar a sus hombres pues creían que era un mejor
opción de debilitar al franquismo desde dentro.
Hay que decir que esta política de infiltración por parte de Comisiones
Obreras y otras formaciones como USO contó con el total apoyo de sus
respectivas organizaciones y partidos políticos clandestinos afines, por
ejemplo, el partido comunista que, como ya hemos mencionado, apoyó en todo momento
a Comisiones Obreras.
Los cenetistas que optaron por esa opción de Entrismo fueron: Lorenzo Iñigo
Granizo*, Francisco Royano Fernández,
Enrique Marco Nadal, Josefina Arrillaga Lansorena, José Suárez Carreño,
Bernardo Ruiz, Cecilio Rodríguez García, Rafael Rosillo Bermúdez, Jesús
González Quesada, Manuel Macías, Juan Ferrer Villamala, Sebastián Calvo,
Antonio Turón, Ladislao García Velasco, Rodolfo Guerra Fontana, Edmundo Valles
Berdrix, Antonio Quito Seguí, Sebastián Martínez Serrano, José Cortés López,
Francisco Liza, José Romero González, Manuel Ramírez Castillo, Juan José
Izquierdo, Antonio Mallallo, Alfonso Fandiño Ricart, Manuel Vázquez Sampayo,
Vicente Lillo y José Espí Reig. Tras este paso todos ellos abandonaron la CNT,
formando una escisión cincopuntista.
Eduardo de Guzmán se mantuvo al margen de
esta opción, siguió con su actividad clandestina en la CNT interior, muy
diezmada, con sus novelas aunque en menor medida ya que la venta de estas
descendió por la aparición de las series de tv y con sus guiones diversos para
series de tv y películas del oeste con gran éxito como El Hombre de la diligencia, dirigida por José María Elorrieta y
protagonizada por Frank Latimore, Nuria Torray y Jesús Puente.
A Finales de los 60 y principios de los 70
Eduardo de Guzmán se centró en publicar libros más comprometidos, debido al
aperturismo en los estertores del franquismo, entre ellos España entre las dictaduras y la prensa o los mencionados La muerte de la Esperanza o El año de la
victoria y en colaborar en diversas publicaciones como Diario 16 o Triunfo.
Tras la muerte de Franco Eduardo de Guzmán
siguió muy activo como cenetista, trabajó desinteresadamente para que todos los
periodistas republicanos fuesen reconocidos oficialmente, colaboró en medios de
referencia como Cambio 16, Villa de
Madrid o El Sol y publicó muchos
trabajos memorialistas, entre ellos Historias
de la Prensa.
En 1991, el 25 de julio para ser más exactos,
falleció Eduardo de Guzmán a los 82 años, su mujer y compañera anarquista
Carmen Bueno continuó divulgando su legado allá por donde pudo hasta su muerte
en 2006.
Como hemos visto el cincopuntismo dinamitó la
CNT hasta el punto de llamar traidores a compañeros que, aunque cometieron
errores, trabajaron con honestidad y buena fe, intentando hacer las cosas de
otra manera para democratizar el sistema, siguiendo el camino abierto por los
comunistas de Comisiones Obreras.
Que sensato hubiera sido para toda la CNT y,
por ende, a todos sus hombres, dar por buenas las palabras del histórico
anarquista Diego Abad de Santillán, entonces exiliado en Argentina, que en una
carta apoyando con entusiasmo en proceso cincopuntista, escribió:
Si la resolución
que habéis tomado en favor del diálogo cordial con todas las corrientes de
pensamiento susceptibles de comprenderse y respetarse, las hubiésemos tomado 30
años atrás, probablemente el destino de nuestro pueblo habría sido muy
distinto.
*se dio de baja de la CNT en 1962.
Chema Menéndez A. Febus con la trilogía de Eduardo de Guzmán. |